Hay un punto de la noche, donde hay que apagar la luz, y sin vueltas ni reproches, ir donde estas tu.
Con las luces de mi coche, que titilan la andar, ya que el tiempo no es en vano, y de a poco han de gastar.
Y al llegar al paraíso, verte brillar...

Tu cuerpo tapado en risos y un largo caminar, que ya marcan tus caderas al vestirte de modal. 
Y al llegar a tu vestido, congelar el tiempo y ya...

Quién te dijo que yo no volví esa noche, tras tus gritos de reproche?
Yo sentía desde el coche, tus zapatos casi al trote.. el cigarrillo morir...
Y en el giro a la derecha, diste vuelta a ver si estaba ahí.. y me fui.

Como cobarde que no sabe enfrentarse al peor lado de sí.
Culpando a una persona inocente por mis daños hacia ti. 
Creyendo que la tristeza se iría con un gin.

     De lo poco que se de esta vida, y de lo mucho que creo creer, saco de mi la idea vacía que dos extraños se puede querer; que el amor de los entregados no dura ni un mes, que un taxista es mucho mas sabio que un juez.
     Que no todos queremos lo mismo, pero que llega en un punto a verdad, que la ley de los tristes caminos, nos dejan desnudos tomando en un bar.
     Que por mas que no quieras lo evites, amigo, te vas a enamorar. Que jugando al truco, las ladys, saben engañar.